martes, 12 de abril de 2011

Europa y la crisis de la deuda pública

Hasta antes del inicio de la crisis financiera global, los principales países del mundo como aquellos en vías de desarrollo manifestaban cierto atraso en la deuda pública. Sin embargo, una vez que el sector de las hipotecas en los Estados Unidos detonó, las consecuencias fueron nefastas, y una de las principales estrategias de los Gobiernos –como las empresas- fue recurrir al gasto público.

Por ello y por varios motivos más, una gran cantidad de naciones alrededor del mundo han incrementado a niveles muy altos la deuda pública de su economía. Ese es el caso de Grecia y España, que lideran el índice de los países con mayor deuda estatal.

De acuerdo a los registros, los gobiernos de los países de Europa registran al día de hoy una deuda de 156 mil millones de dólares, con los griegos y los españoles como las más afectados y endeudados. A esta realidad se suma la advertencia de varios economistas que aseguran que el Reino Unido es en realidad una de las principales economías con mayor deuda pública.

Lo cierto es que, finalmente, la gravedad de la situación es notoria pese a que muchos creen que la recesión podría llegar a su fin.

La crisis de deuda pública es un asunto tan grave y de tal importancia y magnitud, que surgen situaciones de todo tipo para salir adelante por parte de todos los países.

La crisis de deuda pública obligará al Gobierno a aprobar un nuevo tijeretazo

 

La desconfianza en la economía española se apodera de los mercados internacionales. Este martes, el Tesoro ha tenido que pagar el doble para colocar apenas 3.256 millones en letras a seis meses. ¿Cuáles serán las consecuencias?: más coste en los Presupuestos y recortes mucho más profundos.

 

El 12 de mayo, José Luis Rodríguez Zapatero subía a la tribuna del Congreso de los Diputados para anunciar el plan de recortes sociales más duro de la historia. La congelación de las pensiones y la reducción del sueldo de los funcionarios quedaron en el imaginario colectivo de los españoles como las consecuencias más duras de la crisis. Desde las cercanías del Gobierno, incluso, se vendió que estos recortes vinieron impuestos desde Bruselas, como parte del paquete de rescate pactado el 9 de mayo. Las cuentas públicas se habían descontrolado y los mercados exigían un ajuste.

A lo largo de estos meses, el Ejecutivo ha asegurado que ya se habían tomado todas las medidas necesarias, que no habría más ajustes y que con lo hecho sería suficiente para salvar la situación de las cuentas españolas. Sin embargo, todo esto se ha venido abajo en los últimos dos días. El rescate a Irlanda ha disparado todas las alarmas en España y Portugal. Los inversores huyen, el Ibex se desploma, la prima de riesgo alcanza cotas históricas y las nuevas emisiones de deuda se pagan al doble que hace un mes.



Las consecuencias de todos estos acontecimientos no se quedarán en una bajada puntual de los índices bursátiles. El incremento del coste de la deuda tendrá secuelas en el cumplimiento de los Presupuestos Generales del Estado (PGE); y en las proyecciones de gasto del Gobierno. ¿Se acerca una nueva ronda de recortes mucho más dura que la anterior?

Los intereses


Los PGE para el año que viene dicen que el pago de intereses crecerá un 18%, hasta los 27.400 millones y la emisión de deuda neta (la emitida, 192.000 millones, menos la amortizada, 149.000) será de unos 43.000 millones. En total, la deuda se come el 20% del capítulo de gasto de las cuentas públicas. Pero claro, estas cifras se presentaron hace dos meses. Aunque todos los cálculos del Gobierno están basados en una previsión de crecimiento muy optimista, el del pago de intereses ya está desactualizado antes incluso de su aprobación.

El Tesoro tuvo que pagar este martes el doble por colocar deuda a tres y seis meses. Por lo tanto, tendrá que abonar más dinero del previsto cuando se cumpla su plazo (o se renegocie). Y la tendencia es al alza, lo que disparará aún más este coste. Es imposible saber cuánto tendrá que gastarse el Gobierno en pagar y refinanciar la deuda, pero suponiendo que sea un 15% más de lo previsto, serían 10.500 millones de gasto adicional, un punto del PIB. Es decir, que un incremento tan moderado destrozaría completamente los cálculos de déficit público, que el Ejecutivo sitúa en el 6%.

El dominó

El problema es que un incumplimiento en los objetivos de déficit público desencadenaría un efecto dominó de imprevisibles consecuencias. Por un lado, la deuda se haría aún más cara, puesto que los inversores desconfiarían aún más de la Hacienda española. Y, claro, cuanto más cara esté la deuda, más gasto y más cercana será la perspectiva de un rescate. Éste ha sido uno de los problemas de Irlanda, que entró en una espiral de deuda (más deuda provoca más coste en pago de intereses lo que provoca que haya que emitir aún más deuda) de la que no ha podido salir.

De hecho, son ya numerosos los analistas que anticipan que España está irremediablemente abocada al rescate de la UE y el FMI en 2011. Este martes, desde el Saxo Bank se dio a conocer un informe en el que se descontaba esta situación, debido a que "gran parte de la deuda española ha subido a efectos de refinanciación".

La cuestión está en saber cómo será ese rescate. Cornelia Meyer, analista de la CNBC, declaraba hace unos días que no "existe un mecanismo real" que permita poner los 500.000 millones que serán necesarios para salvar la economía española. Porque alrededor de esta cifra está resumida la situación hispana.

España es demasiado grande para caer, pero también para ser rescatada. El PIB español es el doble que el de Irlanda, Grecia y Portugal juntos. Salvar a cada uno de estos países implica una fuerte tensión para la Unión Monetaria, pero puede ser asumido por el resto de los estados de la eurozona. Sin embargo, la caída de España provocaría un tsunami en la economía europea de imprevisibles consecuencias. Y al mismo tiempo, ni siquiera la unión del FMI y la UE serían capaces de reunir los 500.000 millones de euros necesarios sin poner en peligro las finanzas públicas del resto de los países.

La solución que se apunta entre los analistas iría por la vía de los préstamos bilaterales de varios países ricos (siempre se cita a Alemania y Francia). Evidentemente, los Ejecutivos de los Estados que presten dinero de sus contribuyentes exigirán medidas de reducción del gasto público draconianas.

Los recortes


Para no llegar a esta situación, tanto los inversores internacionales como el resto de los Gobiernos europeos presionarán para que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero adopte medidas. El déficit del 6% previsto en los PGE ya es de los más elevados de la UE, pero si encima se comienza a incumplir por culpa de los intereses de la deuda, será necesario tomar decisiones drásticas.

También este martes se han sucedido las declaraciones que apuntan hacia dónde pueden ir esos recortes. La congelación de las pensiones o el recorte del 5% en los sueldos de los funcionarios ya desataron protestas y contribuyeron a la convocatoria de una Huelga General. Lo que está por venir puede tener consecuencias imprevisibles.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, ha avisado en su comparecencia en el Senado ante la Comisión de Presupuestos de que para no perder la credibilidad internacional la consolidación fiscal es ahora "más importante que nunca". A pesar de su prudencia habitual, ha deslizado varios mensajes en la misma línea, asegurando que tiene que haber "perseverancia y seriedad" para cumplir el compromiso de reducir el déficit público. También ha pedido que se aplique ya la reforma laboral para que los empresarios puedan descolgarse de la negociación colectiva. Sobre las pensiones, ha asegurado que no bajarlas ha sido "una concesión importante", una insinuación clara de que podría ser necesario bajarlas en los próximos meses.

Pero Fernández Ordóñez no ha sido el único que ha apuntado a la necesidad de hacer un tijeretazo 2.0, mucho más contundente que el anterior. El FMI ha publicado este martes un informe en el que considera la reforma del mercado laboral y del sector servicios como las áreas prioritarias de actuación en España, para lo que sugiere, entre otras, una reducción de la indemnización por despido en los contratos indefinidos, así como eliminar la negociación colectiva centralizada y la vinculación entre salarios e inflación.

El FMI recomienda a España rebajar la indemnización por despido de los contratos indefinidos hasta "al menos la media de la UE", así como hacer que el incremento de las indemnizaciones sea gradual en los primeros años del contrato y prevenir el excesivo uso del despido improcedente. Asimismo, la institución pide la descentralización de la negociación colectiva y "eliminar la indexación automática" entre salarios e inflación.

Es decir, que se presenta una perspectiva muy poco halagüeña para los ciudadanos españoles, tanto si se produce un rescate, como si el Gobierno decide evitarlo a base de nuevas medidas. Todos aquellos que cobren del Estado (funcionarios, parados, pensionistas...) tienen muchas posibilidades de sufrir un recorte en sus ingresos. Mientras, los contribuyentes pueden temer, con razón, que se produzca una subida de los impuestos que reduzca los números rojos. Definitivamente, 2011 no será el año más querido de la historia reciente de España.



Tras ver la situación de nuestro país, veamos ahora una situación de asunto externo que he encontrado y que ya ha sido mencionado como es lo ocurrido en países como Portugal:


La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, ha anunciado que a España le corresponderá avalar alrededor de 5.000 millones de euros de los 80.000 que contempla el rescate de Portugal. 

 

Nos puede corresponder en el entorno de una garantía de 5.000, pero son cifras muy preliminares porque no sabemos todavía si va ha haber países de fuera del euro que también van a hacer aportaciones", ha dicho la vicepresidenta tras la reunión de ministros de Economía de la UE en la que se perfiló el rescate de Portugal.

 

Salgado ha resaltado, asimismo, que "no es que tengamos que emitir deuda, lo que tenemos es que proporcionar garantías" y ha anunciado que el Gobierno comunicará al parlamento esta concesión de garantías.

 

Con todo, la aportación final de España dependerá de cómo se repartan los 80.000 millones entre la UE y el FMI, y de qué parte del dinero procede del fondo de 60.000 millones garantizados por el presupuesto comunitario y qué parte corresponde al mecanismo intergubernamental de 440.000 millones. España debe aportar el 12,8% de la parte de la ayuda que salga de mecanismo intergubernamental, ha explicado Salgado.

 

El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, confirmaba esta mañana que el rescate de Portugal costará alrededor de 80.000 millones de euros y cubrirá un periodo de tres años. La asistencia financiera y el plan de ajuste que Lisboa deberá aplicar a cambio de la ayuda se empezarán a negociar "de inmediato" y se aprobarán a mediados de mayo, según han acordado los ministros de Economía de la UE en la reunión informal que celebran a las afueras de Budapest.

 

Los Veintisiete exigen que el plan de ajuste incluya un "ambicioso programa de privatizaciones" como parte del ajuste fiscal, así como reformas estructurales y medidas para estabilizar el sector financiero. El plan se negociará con el Gobierno en funciones y los principales partidos políticos para que se aplique gane quien gane los comicios del 5 de junio.

 

Estará listo para mediados de mayo


Los ministros ha encargado a la Comisión Europea que comience a negociar con Portugal el programa de consolidación fiscal que deberá acompañar al rescate del país. Una vez que se alcance un acuerdo sobre el plan de ajuste entre la Comisión y los partidos políticos portugueses, deberá ser aprobado por los ministros de Economía de la eurozona y de la UE, probablemente en su reunión del 16 de mayo. En ese momento se aprobará también el rescate de 80.000 millones.

 

"La ayuda europea se dará bajo estrictas condiciones negociadas con los principales partidos políticos" del país, ha explicado el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker. Las negociaciones comenzarán "inmediatamente" en colaboración con el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que participará en el programa.

 

El plan de ajuste deberá ser más estricto que el que tumbó el Parlamento luso el pasado 23 de marzo, y que provocó la dimisión del primer ministro, José Sócrates, según ha dicho el ministro finlandés de Economía, Hyrki Katainen. "El plan debe ser realmente estricto porque de lo contrario no tiene sentido avalar el crédito de nadie", ha afirmado Katainen.

 

Por su parte, el ministro de Finanzas sueco, Anders Fog, ha acusado a Portugal de "políticas irresponsables". "Han perdido mucho tiempo con esta crisis política y ello ha provocado miles de pérdidas de empleos en Portugal y Europa porque es un problema que debió resolverse hace meses", ha insistido. Pese a las críticas, Fog no ha descartado que Suecia, que está fuera de la eurozona, dé un préstamo bilateral a Portugal como ya hizo con Irlanda, aunque ha dejado claro que ello dependerá del análisis de la Comisión, el Banco Central Europeo y el FMI sobre el estado de las finanzas portuguesas.

 

No hay riesgo de contagio


La tónica general entre autoridades públicas y mercados es que el riesgo de contagio se ha mitigado. El consejero delegado del fondo temporal de rescate de la zona euro (EFSF, según sus siglas en inglés), Klaus Regling, ha asegurado que el paso dado por Portugal ayudará a evitar el contagio a otros países de la eurozona, más concretamente, a España. "Los mercados han reaccionado muy positivamente a la petición de asistencia financiera de Portugal", ha afirmado Regling. "La visión predominante de los mercados" es que el rescate de las "tres economías más débiles de la zona euro" -Grecia, Irlanda y Portugal- contribuirá "a evitar un contagio más allá", ha añadido. 


Para Regling, "esto afecta especialmente cuando miras la situación de España". Los mercados aprecian la "diferenciación" entre la deuda portuguesa y la española, y ha esgrimido como muestra el hecho de que los difereciales de los bonos de ambos países (rentabilidad exigida con respecto al bund alemán) hayan vivido trayectorias contrarias en las últimas semanas. El spread luso llegó a alcanzar los 530 puntos básicos, y la rentabilidad de sus títulos a 10 años tocaron cotas del 8,6%. Mientras que Epaña lleva por debajo de los 200 puntos desde hace casi tres semanas.

 

El director de EFSF ha declarado que los mercados entienden ahora "mucho mejor los fundamentos económicos de los distintos países de la zona del euro", por lo que los riesgos de un contagio son mucho menores que hace unos seis meses. "La deuda pública española tiene mercado", ha asegurado Regling. 

(CincoDias.com- 8 de Abril de 2011)

 

Espero que toda esta información sobre la deuda pública os haya resultado todo lo interesante que me ha resultado a mí encontrarla, redactarla y mostrarosla, porque sin duda alguna, es de los temás financieros más importantes en la actualidad.


Un saludo,

Alejandro Delgado

No hay comentarios:

Publicar un comentario